sábado, 25 de junio de 2011

INOCENCIA VENGADA

    BUENAS TARDES GENTE, TANTO TIEMPO, NO CREAN QUE ME OLVIDE LOS QUE ME SIGUEN EN ESTE BLOG, COMO SABRAN YA ABRI EL OTRO CON LOS CUENTOS DEL CAZADOR DE NUESTRAS TIERRAS, SEGURO YA LOS HABRAN VISITADO, EN CAMBIO ACÁ LES TRAIGO UN CUENTO ACERCA DE LA MALDAD, SER MALO SE HACE, NO SE NACE CON MALDAD, ESPERO QUE LO DISFRUTEN

    Según algunos expertos, tanto los homicidas, violadores, torturadores, golpeadores, incluso los asesinos en serie, no nacen, se hacen, algunos se convierten en pensadores perversos hasta que llevan esos pensamientos a la realidad y es ahí donde se transforman en animales perversos, entidades capaces de cometer actos brutales.
    Otros, en su mayoría hombres, que por sus actos, se caracterizan por dañar a cualquier persona, pero no solo físicamente, sino psicológicamente, desconociendo edades y sobre todo sexo son aquellos que desquitan sus frustraciones, sus resentimientos, ya sea por traumas en el pasado, abusos físicos, como mentales, sobre el genero, que más allá que ocupen distintos puestos en la sociedad, siguen siendo el sexo débil, la mujer.
    Este es el caso de Joselo, un sujeto que por haber sufrido reiterados ataques por parte de su padre, se convirtió en un violador serial, actos por lo que al cumplir la mayoría de edad fue condenado y encerrado por 20 años, acusado de violar a 3 muchachas, aunque según el fiscal, habría más victimas, pero al no poder probarlo, solo se lo condeno por los 3 casos.
    Joselo no tenía el aspecto típico que cualquiera relacionaría con un violador, se vestía informal, campera de  jeans, pelo corto, siempre bien afeitado y con unos ojos, que cuando te miraba, era difícil de pensar que ese hombre era capaz de dañar y mucho menos, de cometer tales actos por los cuales fue encerrado, pero así era él y ahora, cumplió su condena y fue liberado muy a disgusto de la mayoría de los guardias del precinto.

    --Al fin libre carajo, ¡¡libre¡¡ después de 20 años, ahora, lo primero que hay que hacer, es buscar a mi amigo Clausen, seguro que debe vivir en el mismo lugar de siempre, su taller de autos—pensaba, mientras daba los últimos pasos fuera de la cárcel, lugar que observo por unos segundos, para luego fijar sus ojos en el cielo algo nublado
    Joselo se vio sorprendido, al percatarse mientras se acomodaba la campera, que sobre la vereda estaba la camioneta de su amigo y compañero de andanzas, Clausen, quien sentado en su interior, lo esperaba y observaba.
    --Hola viejo, era tiempo, hace 2 horas que estoy debajo de este sol infernal, por suerte, traje cerveza—Le dijo, su compañero mientras destapa una lata, al parecer bien fría y le arroja otra.
    --Hola Cla ¿Cómo estas amigo tanto tiempo?, perdón por hacerte esperar, pero había que firmar varios papeles, ya sabes, la burocracia del sistema—Le respondió Joselo, a la vez que subía a la camioneta, luego de tirar su bolso a la parte de atrás del vehículo y le daba un buen trago a la lata.
    --Como sé que estuviste mucho tiempo, digamos en “abstinencia”, te tengo un regalito en casa—Le dijo su compañero guiñándole el ojo izquierdo, a la vez que arrancaba el vehículo.
    --¿Seguís teniendo ese mugroso taller de autos?—Le dijo Joselo.
    --Si, pero de tantos autos que tengo y después de lo que te paso, decidí alquilar una casita mas alejada, y es ahí donde me entretengo, vos me entendes—Le comento Clausen, sacando otra cerveza del pack de 6.
    --Bien Cla, veo que no perdés el tiempo—Le respondió y le dio un trago enorme a la lata para así terminarla, apretarla con la mano y arrojarla por la ventana.
    --Es rubia, como a vos te gusta, 24 años, al principio se resistió, como todas, pero después, y. . .y. . .no, mejor no te lo voy a contar, la tenes que ver, te va a gustar—Le decía Cla a su copiloto, a la vez que se secaba la saliva de la comisura de la boca, con la manga de la camisa.
    --Ya se me hace agua la boca, carajo, 24 años, seguro debe tener la piel suave como la seda, su pelo dorado, casi puedo sentir su aroma, fresca, dulce, como una rosa recién cortada, una vir. . . .—Decía Joselo, pero fue interrumpido por su compañero.
    --Si Joselo, una virgen, su dolor me alimentó por varios días—Dijo Cla, por lo que su compañero, lo miró con una rara llena de odio.
    --¿Ya la probaste?—Le dijo con un tono frío que cortaba el aire, al mismo tiempo que le pegaba un golpe de puño al techo de la camioneta.
    --Si, pero solo dos veces viejo, solo dos veces y nada más—Le respondió Clausen, entre balbuceos.
    --Acaso ¿soy tu perro, tu mascota?, ¿crees que por que salí de la cárcel, voy a comer tus sobras?, maldito hijo de puta—Le ladró Joselo golpeando la puerta de la camioneta, con los puños.
   --Pe. . .pe. . .perdón Joselo, no. . .no sabía que te molestaría, no te preocupes, vamos a buscar una nuevita, nuevita y va a ser toda para vos ¿Qué te parece?—Le dijo Cla, casi en forma de ruego.
    --Por tu bien, espero que aparezca una como me gusta, de lo contrario… –Dijo, sin mirarlo, mostrándole el puño apretado y concentrando su vista en el camino.
    Condujeron más o menos media hora, cuando vieron una muchacha haciendo dedos a un lado del camino, era de estatura mediana, buen cuerpo y lo mejor de todo, tenía el cabello rubio     
    Los muchachos se miraron, esbozaron una sonrisa e intercambiaron gestos y Cla, sin perder tiempo acercó la camioneta muy tranquilamente para que su compañero pudiera conversar.
    --Buenos tardes hermosura ¿para donde vas?—Le dijo Joselo.
    --Hola, voy al centro—Le respondió la chica.
    --Me llamo José y él es mi amigo Cla ¿Podemos alcanzarte?, vamos para ese lado también, nos dedicamos a la música, yo canto y el toca la guitarra—Le comentó Joselo a la chica que parecía desconfiar.
    --No, gracias, seguro va a pasar algún colectivo que me lleve—Le respondió dando un paso hacia atrás, detalle que Joselo entendió que la presa no seria fácil de atrapar.
    --Vamos, por acá no pasan colectivos, ni micros, te llevamos y de paso me ayudas a practicar con mi nueva canción, la terminé de escribir hace una hora—Le dijo Joselo y con esa frase le alcanzo, no solo para hacerla acercar, sino también para hacerla subir a la camioneta.
   --¿Cómo te llamas?—Le preguntó Clausen a la muchacha, quien con sus cabellos rizados al viento daba una gran sensación de pureza.
    --Yesica, pero mis amigos me llaman Yesi—Le respondió la muchacha, acomodándose en el asiento de atrás.
    Mientras viajaban por la ruta, Joselo y yesi practicaban una canción que el presidiario hizo en la cárcel, mientras tanto Clausen al volante buscaba el cartel que le indicaría donde doblar para ir a la casa que había alquilado, pasado varios anuncios que señalaban las continuaciones de la ruta, el tan ansiado anuncio estaba a unos 200 metros, Clausen, le hizo una seña a su compañero y este levanto la cabeza y se dio cuenta que estaban llegando.
    --OK, Yesi, vamos a pasar por la casa de mi amigo, a buscar alguna notas y volvemos, solo serán 2 minutos, ¿te molesta?—Le preguntó Joselo, a lo que la chica asentó con la cabeza.en forma negativa
    Fue entonces que Clausen dirigió la camioneta hacía un camino que salía de la ruta, era un sendero de tierra, rodeado de árboles y en cuyo final se encontraba la casa, un inmueble de una planta, a simple vista cualquiera que pasara por el frente, diría que está abandonada, debido al pasto crecido cerca del portón de entrada y las paredes con pinturas descascaradas.
   Una vez que llegaron a ella, tanto Joselo como Clausen, se prepararon para bajar con la intención de entrar en ella.
    --Enseguida volvemos, solo vamos a buscar las notas y algunos  instrumentos—Le dijo Joselo a Yesica, quien asentó con un meneo de cabeza
    La muchacha, sentada en la parte de atrás de la camioneta, sola, se asomó a la ventana y al no ver a los muchachos por ningún  lado, el miedo y la paranoia empezaron a crecer en su cabeza, trató de mantener la calma y sus ojos se clavaron en la puerta de entrada de la casa, esperó unos minutos más y el instinto de conservación se hizo presente, por lo que intentó abrir la puerta de la camioneta con la intención de salir, pero algo raro pasó.
    --!!Yesi, en un minuto salimos¡¡ no te preocupes—Le gritó asomándose a la puerta Clausen, a la asustada muchacha, quien al  escucharlo definitivamente sintió que algo ni iba bien.
    Yesi, espero a que Clausen se metiera de nuevo a la casa, abrió la puerta de la camioneta, ni bien salió a la vereda, Joselo la agarró de un brazo y de un tirón intentó llevarla al interior de la casa.
    --Ey, soltame José, dejame ir, te dije que me soltaras!!Me -lastimas¡¡--Le gritó la chica, moviendo su brazo, tratando de
 Zafarse de las manos de Joselo.
    --Dejá de moverte pendeja y me vas acompañar a entrar a la casa ¿ok?, vamos movete, no me hagas perder el tiempo—Le decía Joselo, ya con poca paciencia, mientras la llevaba casi arrastrándola.
    --!!!NO QUIERO IR¡¡¡!!!!DEJAME EN PAZ, HIJO DE PUTA¡¡¡--le gritó la chica, ya completamente fuera de sí.
    Joselo, cansado de escucharla y hacer fuerza en una lucha para él inútil, soltó el brazo de la muchacha, la agarró de la ropa y le propino un golpe tan violento en el rostro, que hizo que el cuerpo de su victima chocara contra la camioneta, para luego caer sentada a sus pies decidió y así ponerle fin a toda discusión.
    --Ahora que me hice entender ¿vas a moverte o queres más?—Le dijo Joselo, a la muchacha al mismo tiempo que esta ensuciaba el suelo con la sangre que caía de su nariz, que después de unos segundos fue limpiada por el brazo de la muchacha.
    La muchacha no emitió sonido, con el rostro apuntando el suelo, su nariz seguía sangrando y ensuciando el suelo, sin perder más tiempo, Joselo la agarró nuevamente del brazo, la levantó y casi arrastrándola la metió a la casa.
    --Por fin, pensé que causaría más problemas, pero me equivoqué, dámela que la llevo al sótano, así le presento a mi “novia”, vos tomate otra cerveza—Susurraba Joselo.
    --No gracias, no vaya a ser cosa de a esta tambien la quieras “probar”—Le contestó Joselo.
    Una vez dentro de la casa, Joselo agarrándola fuerte, llevo a su victima al sótano, donde se encontraba otra muchacha, acostada en un rincón del lugar, completamente golpeada y con un grillete en el tobillo derecho.
    --Espero que te guste la compañía nena—Le dijo y agregó-- Yesi, te presento a Ofelia, la “novia” de mi amigo—Terminó diciendo Joselo a Yesi, quien miraba con los ojos desorbitados a la chica con el rostro espantado y al lugar, un nido de ratas.
    Ofelia era una muchacha de unos 23 años, rubia, debido al encierro tenia una delgadez casi extrema, estaba acostada y a pesar de que Yesi gritaba, no alteraba su siesta
    --Te vas a quedar acá, pero primero, me vas a dar algo que ansío mucho nena—Le decía Joselo, mientras se acercaba muy despacio hacia Yesi.
    Sin darle tiempo a reaccionar a la muchacha, se le tiró encima, al ver resistencia, recurrió nuevamente a los golpes, esta vez con la mano abierta sobre el rostro de la chica.
    --!!!NNOO¡¡¡ ¡!!!!POR FAVOR, NNNOOO¡¡¡¡--Gritó la muchacha, devolviendo algunos golpes que alcanzaron a su atacante en el rostro.
    --¡!!!!!Uhhh¡¡¡¡, brava la pendeja, Joselo—Susurró en tono de burla Clausen, hacía su compañero al ver la respuesta de la chica.
    --¿queres jugar rudo?, esta bien, me gusta, soy bueno en eso—Le Dijo Joselo mientras tomaba a la muchacha por las muñecas.
    La arrojó al suelo, le quitó la ropa a fuerza de tironeos, hasta dejarla solo con el corpiño, le pasó la lengua por los hombros, el cuello y la mejilla derecha, la muchacha, con la nariz rota y sangrando, al sentir eso, intento apartarlo con sus manos, acompañado por un gesto de repulsión.
    --MMMM, hacela difícil nena, lo voy a gozar mucho más—Le dijo Joselo, sacando una navaja del bolsillo de su pantalón, objeto con el cual, le quitó el botón del pantalón.
    A pesar de estar amenazada, la chica seguía defendiéndose, pero su atacante era mas fuerte y volvió a demostrarlo a fuerza de golpes, dejándola casi inconsciente, situación que dejó a su victimario a sus anchas, pudiendo quitarle la ropa por completo y dando rienda suelta a lo que mejor sabía hacer...
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