La casa gris
LA CASA GRIS
Cuentan mis abuelos que hace muchos años,
más precisamente por los años 40 más o menos. En un barrio de la capital
federal vivían unas personas muy raras, y de hábitos muy particulares, los
vecinos los definían así porque se los veía activos después de cierta hora de
la tarde, esta “familia” como los llamaban, simplemente porque de alguna manera
así eran,
Esta rara unión estaba formada por: Don
Ignacio, padre reacio a los cambios de épocas, se la pasaba casi todo el tiempo
arreglando cosas en la casa —casi siempre por la tarde/noche— si uno escuchaba
ruidos de martillazos, sierras u otras herramientas, los vecinos sabían de
inmediato que era él, porque además de hacer alboroto siempre ponía sus discos
de vinilo, tratando de que la música de sonido triste y melancólico tapara el
ruido sin mucho éxito, Don Ignacio estaba casado con Doña Segunda Correa, mujer
de lo más agria, no se llevaba, pero para nada bien con sus vecinos, todo de
ellos le molestaba: la música, los perros, la conversación que ellos tenían en
su propio patio, esto último era porque creía firmemente que se reunían para
hablar de ella, terrible la Sra.
Esta pareja tenía 3 hijos, todos varones,
uno más malo que el otro, el menor, Sésamo, era de aspecto tétrico, y de carácter
terrible, con decirles que se la pasaba casi todo el tiempo arriba del techo
arrojando piedras con su gomera, en cambio Tulio, el del medio, le tenía la fascinación
de matar animales con su rifle de aire comprimido, tengo la seguridad que los
perros de los vecinos ladraban cada vez que el estaba el patio con su rifle, y
por último el que para algunos era el peor de todos, Dienomic, un muchacho de
contextura delgada y algo desgarbado, tenía varios tatuajes en los brazos, tal
vez hechos en algún momento de sus detenciones ya que con solo 26 años pasó por
cuanta prisión se inauguró en la provincia, con respecto a sus antecedentes
solo voy a agregar que su primera caída fue por robo, luego siguió robo a mano
armada y por último robo con intento de asesinato, como verán todo un avance, y
un pibe ejemplar. Tenía todo tipo de tatuajes además del de los brazos, también
en el cuello, la espalda y las piernas. Vivía en una casilla alejada de la casa
principal, ubicación que le permitía tener pequeña plantación de su propia
“hierba” lo que daba la posibilidad de tener una provisión interesante para
fumar.
Todos estos particulares personajes, si se los quiere llamar así. Vivían en una casa también muy particular. Estaba toda pintada de gris, incluso el lugar donde vivía Dienomic, que como ya les he contado, dormía en su casita, que era independiente del lugar donde vivían los demás. Todo en ese terreno estaba pintado del mismo color, gris opaco: las rejas, los macetones, el camino que unía a ambas casas, todo.
Todos estos particulares personajes, si se los quiere llamar así. Vivían en una casa también muy particular. Estaba toda pintada de gris, incluso el lugar donde vivía Dienomic, que como ya les he contado, dormía en su casita, que era independiente del lugar donde vivían los demás. Todo en ese terreno estaba pintado del mismo color, gris opaco: las rejas, los macetones, el camino que unía a ambas casas, todo.
Una tarde calurosa de
diciembre, varios patrulleros acudieron a la casa gris por el llamado de uno de
los vecinos, según dijo a los oficiales hacía varios días que no veían a ningún
integrante de la familia. Aunque ni bien llegó la patrulla uno de los oficiales
habló con Doña Larraca, quien fue la que llamó a la comisaría, momentos después
los agentes se dirigieron a la casa en cuestión y llamaron al portón de entrada
tocando un improvisado timbre, al no recibir respuesta, decidieron entrar.
Caminaron
por el sendero de material a medio terminar que había entre el portón y la
puerta de entrada, a los lados se podía apreciar flores marchitas. Ya parado frente la
puerta principal, hecho de roble macizo, el oficial sabia que son un simple
golpe no lograría la atención de los moradores por lo que dio un fuerte golpe, para hacerse anunciar, la puerta se abrió de
par en par sin problemas, lo oficiales tomaron esto como una invitación.
Al entrar, lo que encontraron en el comedor fue algo espantoso. Digno de una pesadilla, el primer cuerpo estaba destrozado sobre la mesa, era el cuerpo de un hombre adulto era el del padre, al parecer fue atacado con un objeto cortante, uno de los uniformados comenzó a vomitar, los demás, sacaron sus armas y se dispersaron por toda la casa.
Dos oficiales se dirigieron a la planta alta. Otro, linterna en mano bajo al sótano y un tercero a la casilla donde residía Dienomic, en la planta de arriba se encontró el cuerpo de una persona de sexo femenino adulto, era la esposa de Don Ignacio, y al igual que este, ella tenía signos de haber sido atacada con un objeto cortante y según parece, la sorprendieron mientras dormía. Tenía el pecho abierto, y por el olor y sobre todo las moscas yacían en ese lugar hace bastante tiempo, otro factor era que la sangre estaba completamente coagulada y el olor a descomposición se estaba haciendo notar ni bien subían las escaleras.
El oficial que revisaba el sótano se topó con un tercer cuerpo. Tuvo que usar su pañuelo para taparse la nariz, el olor a encierro sumado al que emanaba el cuerpo hacían del ambiente un lugar insoportable, el cuerpo estaba tapado con una especie de lona, que se movía por momentos, eso hizo creer que quien este tirado ahí estaría aun con vida, pero toda ilusión se desvaneció cuando retiró lo que cubría el cuerpo, dejando al descubierto al menos una docena de ratas. Estos animales estaban saciando su hambre fagocitando lo que sería el cadáver de uno de los hijos, según parecía era el de Tulio.
Después de semejante hallazgo, el comisario no tendría dudas, que el causante de semejante masacre sería Dienomic y por sus antecedentes las conjeturas eran muchas, pero la que más sonaba en la cabeza de los oficiales sería que Dienomic, en un momento de exceso de fumata, cometió los asesinatos. Total, la plantación que tenía detrás de su casilla sumando los antecedentes penales y que hace un tiempo atrás casi comete un homicidio, no sería nada raro que esta vez haya cerrado el círculo, por decirlo de alguna manera.
Al entrar, lo que encontraron en el comedor fue algo espantoso. Digno de una pesadilla, el primer cuerpo estaba destrozado sobre la mesa, era el cuerpo de un hombre adulto era el del padre, al parecer fue atacado con un objeto cortante, uno de los uniformados comenzó a vomitar, los demás, sacaron sus armas y se dispersaron por toda la casa.
Dos oficiales se dirigieron a la planta alta. Otro, linterna en mano bajo al sótano y un tercero a la casilla donde residía Dienomic, en la planta de arriba se encontró el cuerpo de una persona de sexo femenino adulto, era la esposa de Don Ignacio, y al igual que este, ella tenía signos de haber sido atacada con un objeto cortante y según parece, la sorprendieron mientras dormía. Tenía el pecho abierto, y por el olor y sobre todo las moscas yacían en ese lugar hace bastante tiempo, otro factor era que la sangre estaba completamente coagulada y el olor a descomposición se estaba haciendo notar ni bien subían las escaleras.
El oficial que revisaba el sótano se topó con un tercer cuerpo. Tuvo que usar su pañuelo para taparse la nariz, el olor a encierro sumado al que emanaba el cuerpo hacían del ambiente un lugar insoportable, el cuerpo estaba tapado con una especie de lona, que se movía por momentos, eso hizo creer que quien este tirado ahí estaría aun con vida, pero toda ilusión se desvaneció cuando retiró lo que cubría el cuerpo, dejando al descubierto al menos una docena de ratas. Estos animales estaban saciando su hambre fagocitando lo que sería el cadáver de uno de los hijos, según parecía era el de Tulio.
Después de semejante hallazgo, el comisario no tendría dudas, que el causante de semejante masacre sería Dienomic y por sus antecedentes las conjeturas eran muchas, pero la que más sonaba en la cabeza de los oficiales sería que Dienomic, en un momento de exceso de fumata, cometió los asesinatos. Total, la plantación que tenía detrás de su casilla sumando los antecedentes penales y que hace un tiempo atrás casi comete un homicidio, no sería nada raro que esta vez haya cerrado el círculo, por decirlo de alguna manera.
A todo esto, mientras
los uniformados buscaban más información, el comisario se percató de un
detalle, le faltaba u hombre, era el oficial que mandó a revisar la casilla donde
vivía el principal sospechoso, ya había pasado más de media hora y no regresaba.
Sacó su arma y acompañado de otro oficial se dirigió al lugar, cuando llegaron pudieron
observar que la puerta esta estaba entre cerrada. Miró por el pequeño espacio
que dejaba la puerta entre abierta y vio movimiento. Alguien estaba dentro y no
era el oficial, sin esperar mucho mas dio la voz de aviso y pateo la puerta, lo
que encontró en esa casucha lo dejó perturbado, tanto a él como al oficial que
lo acompañaba.
Estaba
el hijo más chico de la familia, Sésamo, tenía sangre en su boca. Estaba
apuñalando una y otra vez al oficial que había sido enviado a revisar la
pequeña casa, yacía caído ya sin vida, a su lado se encontraba el cuerpo del
hermano más grande, Dienomic, también sin vida y con las entrañas afuera. Al
notar la presencia del comisario, el niño mostró sus dientes y se le fue encima
empuñando el cuchillo provocandole un corte cerca del cuello, el oficial que
acompañaba dispara casi por reflejo dándole al niño en la cabeza y este cae al
suelo a la vez que emite gruñidos ininteligibles.
Como mi abuelo solía decir, el
hombre no nace malo, se hace malo, si crías en mala forma, ten por seguro que
vas a obtener un futuro muy sombrío.
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