viernes, 18 de marzo de 2011

LA LOCURA PUEDE ESTAR EN CUALQUIER LADO. . . .INCLUSO EN LOS LUGARES MAS REMOTOS

BUENAS TARDES, SEGUIMOS ESPERANDO AL CAZADOR DE NUESTRAS TIERRAS, MIENTRAS TANTO SIGO SUBIENDO OTRAS HISTORIAS, EN ESTA OCASION, LA MUERTE RONDA EN UNA ISLA QUE MUCHOS TOMARIAN COMO PARADISIACA, SOBRE TODO POR LA TRANQUILIDAD, ESPERO LES GUSTE.

LOCO
   La noche cae y como es habitual en esta época del año, es calida y fresca. La mayoría de los habitantes del barrio se quedan hasta tarde. Buscan un momento de regocijo gracias a la brisa que llega desde el océano, gran parte del tiempo la tranquilidad es absoluta. En realidad en casi todas las islas es igual, estas que están cerca del pacífico y gracias a las corrientes calidas de la época aun más. Lo que todos ignoran, es que hace muchos años, al otro lado de esta apacible isla, se encontraba un manicómio. En estos días ese “loquero”, como lo llamaban los pobladores se encuentra cerrado. Un incendio provocado vaya a saber por que causa lo dejó reducido a cimientos quemados.     
    En ese momento en que el fuego se adueñó del lugar consumiendo todo, los guardias del nosocomio, como también algunos enfermeros, sacaron a la mayoría de los pacientes a pesar de todo. Recorrieron los pisos del edificio, habitación por habitación buscando a quien salvar, una vez hecho eso, abandonaron el sitio. Dejaron el manicómio ardiendo sin esperar a que llegaran los bomberos, pero al parecer se olvidaron de revisar el sótano, donde se encontraba uno, al que le decían “meat”, que en castellano significa carne, se lo llamaba así, por que le encantaba comer carne cruda, Digo al parecer, por que después de trabajar durante muchos años en ese manicómio uno no se puede olvidar de alguien como él. Lo importante es que no fue evacuado del lugar, imagino que nadie se animaba siquiera a tocarlo por varios motivos: primero por que para hacerlo, debían quitarles las cadenas que lo tenían sujeto a una de las paredes de su celda; segundo debido a su peligrosidad, ningún guardia se animaría a hacerlo y tercero, si estando vivo a nadie le interesaba mucho, ni siquiera su terapeuta lo visitaba desde aquella vez tras una discusión le arrancó una oreja de un mordisco y se la comió delante de él.
    En estos momentos toda vida de armoniosa quietud a la que está acostumbrado el barrio va a cambiar. Sufrirá como nunca. Algo los acecha desde los lugares más oscuros de la isla, algo hambriento y sobre todo muy peligroso.
    Una joven que decidió dar algunos chapuzones en altas horas de la noche, en un lugar, que según ella, creía solitario va a ser la primera víctima.
    Mientras se prepara para entrar al mar. Se acerca al agua y siente escalofríos pensando en lo fría que puede estar. Por un momento se queda parada y contempla el horizonte. Respira hondo y toma coraje decidida a sumergirse en esa agua calma. Da unos pasos hacia atrás como tomando envión para empezar una carrera y avanza a trote firme, pero antes de que sus pies toquen el agua algo golpea su pierna derecha, haciéndola caer. Intenta ver qué la golpeó, pero una sensación la obliga a tirar la cabeza hacia atrás y sus ojos se cierran mostrando un inmenso dolor en su pierna golpeada, cada vez que la mueve se acrecienta más, tanto, que a los pocos segundos, se vuelve insoportable. Aprieta los dientes y mira. Observando horrorizada que una flecha atraviesa su pierna. Intenta sacarla, pero el solo tocarla la sensación de dolor le llegaba hasta la cadera, por lo que desiste. Examina detenidamente la flecha pudiendo ver que la está atada una soga, acerca su mano a ella, la toca y casi por reflejo, esta se tensa como si algo tirara de ella del otro extremo. Desesperada trata de zafarse, pretende desatarla de la flecha, pero la soga la empieza a arrastrar hasta unas dunas no muy lejos de donde estaba parada, dejando una huella en la arena. Agarra la soga con ambas manos, pudiendo ver en esa posición quien la jalaba con tanta insistencia, es una silueta oscura, con una fuerza mucho mayor que la de ella. En el momento en que casi se puede distinguir quien la arrastra, la muchacha intenta levantarse, a los que la sombra vuelve a jalar la soga, haciéndola caer nuevamente y adelantándose en caso de que ella vuelva a intentarlo, sale de entre las sombras, blandeando un garrote, con el cual golpeó a su victima en la rodilla de la otra pierna, quebrándosela, al verla completamente indefensa y desesperada, la agarra de los cabellos. Acerca su rostro encapuchado al rostro de ella y sus ojos penetraron los de su victima a la vez que levanta el garrote, haciéndolo caer con una fuerza animal sobre el hombro de la muchacha, rompiendo todo hueso que se le cruza en el camino. El grito de la muchacha lleno de  energía es más parecido a un alarido de dolor, que el sujeto, se ve obligado a tapar con su mano la boca ahogándolos, al mismo tiempo que la golpea en las costillas con el garrote. Luego saca su mano que tapaba la boca de su victima y esta luego de una bocanada de aire fresco, tose, escupiendo sangre sobre la arena, el sujeto por unos segundos la observa y vuelve a agarrarla de los cabellos. La levanta, dejándola que se apoye en la pierna donde tiene atravesada la flecha. Una vez que la tiene frente a él, la mira y de un golpe certero en el cráneo, le rompe el cuello. La muchacha, a causa del impacto, cae y su rostro se hunde en la arena. El sujeto se queda parado por un momento, sin mover un solo músculo, luego mueve su cabeza de un lado a otro observando su obra. Levanta la vista, agarra la soga, la enrolla y arrastrando, se lleva el cuerpo de su victima.
    Al otro día, bien temprano, la policía recibe una llamada en la cual le informan acerca de la desaparición de una muchacha: 24 años, soltera, trabaja de enfermera.  Se comenta que fue a nadar la noche anterior y que nunca regresó a su hogar. Los oficiales, siendo esta la quinta persona desaparecida, en el transcurso de 3 meses, comienzan la investigación un poco más profunda.   
    Los primeros en ser interrogados son las amistades más cercanas e incluso al novio, a quien lo toman como un posible sospechoso. El muchacho de unos 30 años dice que esa noche estaba con otra chica, en un hotel de la zona, su acompañante ocasional da por confirmado tal hecho, declaración mediante. Las horas pasan y no hay noticias acerca de la muchacha. Finalizado el interrogatorio a todos, los oficiales deciden ir a ver la zona donde habría ido a nadar. Una vez en el lugar, el lugar está muy concurrido por personas que dejan varias pisadas, huellas dactilares y desechos de toda clase, haciendo del lugar poco confiable. En lo que se refiere a buscar pistas, solo se ve un poco de sangre sobre unas dunas, detalle que desencajaba con el panorama, por lo que les llamó la atención. Se junta una muestra y la investigación sigue su curso, mientras todo esto sucede, la noche cae y con ella, un nuevo espectáculo de terror estaba por comenzar. En esta ocasión, los actores, por decirlo de alguna manera, es una pareja de novios llamados Lauren y Oscar. Ellos como la mayoría de los hijos de padres rigurosos suelen encontrarse de noche, cuando los padres de ella duermen, creyendo que su hija, también lo hacía, pero no, una vez más, se escapó al encuentro con su “Romeo”. Caminó entre unos árboles, buscando la fuente y una banca, lugar habitual de sus encuentros, una vez allí, se sentó y espero. Pasaron varios minutos y su amado no aparecía, mete la mano en el bolsillo de su pantalón y saca un paquete de cigarros mentolados. Comienza a sentir nervios. Enciende un cigarrillo, mientras sus ojos que lo miran todo a su alrededor buscan la figura que anunciaría como todas las noches, la llegada de su novio, y así fue. Muy cerca de la fuente de agua, se encuentra una figura, al principio se sintió aliviada, aunque le llama la atención un detalle, al parecer esa figura es más alta que su amante, seguramente debe ser por la oscuridad. Es engañosa, piensa. Aun con la duda muy dentro de ella. Llama a la figura por el nombre de su novio. La silueta, sin pronunciar palabra, se acerca a ella muy despacio, con su mano derecha detrás de él. La joven, tratando de ponerle un fin a todo ese halo de misterio que cubría el momento, vuelve a nombrar a su amado y esta vez con la voz más firme, sin embargo una vez más, la silueta, ya más definida, se le acerca y sin emitir palabras en todo momento, solo con un leve movimiento de cabeza, le da a entender que él no es Oscar. Sorprendida, la muchacha intenta levantarse de la banca, pero un machete le corta el paso, entonces con los ojos reflejados en la hoja del arma y casi entrando en llanto, le pregunta si sabe donde está su amado. La figura permanece un momento con sus ojos en ella. Luego saca de detrás de él, la mano que mantenía oculta, sosteniendo algo que al principio ella no logra ver bien sino hasta que un tenue reflejo de la luna le pega, revelando la incógnita, es algo que hizo que ella vomitara casi de inmediato, de repulsión y espanto, es nada menos que la cabeza de su amado Oscar.
    Casi por reflejo, como impulsada por una fuerza invisible, se levanta de la banca y empujando a su desquiciado acompañante sale corriendo en dirección al centro del bosque, lejos de ese loco. Escucha un zumbido y casi de inmediato siente un golpe en la espalda que la detiene por completo, piensa que pudo ser, al no escuchar más nada intenta seguir, luego un dolor espantoso se apodera de todo su ser, haciendo que sus ojos se abrieran tanto, que parecían que se le iban a salir. El loco le había arrojado el machete clavándoselo en el centro de la espalda, el demente al verla parada, estática invadida por un dolor indescriptible. Se le acerca por detrás, pone una mano en su hombro y con la otra agarra el mango del machete. Lo sujeta fuerte y le da dos vueltas para luego sacarlo de un tirón, dejando caer a su victima, ya muerta, como una bolsa de papas, golpeando su rostro contra el suelo. Finalizado todo, el loco se queda parado por unos segundos. Observa lo que  hecho, luego agarra el cuerpo por una de sus extremidades y desaparecen en la espesura del bosque.
    Al día siguiente, los oficiales, confundidos y sobre todo alterados, pero no solo por lo que el loco esta haciendo,  sino por la ira de los pobladores quienes exigen que se haga algo más concreto, ya que de lo contrario, amenazan con hacer justicia por mano propia. El comisario, al oír semejante locura, se da cuenta que la situación estaba tomando un color oscuro y de solo pensar que las calles se podrían transformar en un zona de tiro al blanco, decide adelantarse a los hechos. Informa que a partir de las 18hs de hoy, rige el toque de queda. Toda persona que se encuentre en las calles después de cierta hora, pasará el resto de la noche en la comisaría.
    Los habitantes, ignorando lo informado por el comisario, deciden formar 2 grupos de caza, con la intención de atrapar a quien ya se llevo la vida de 7 personas, uno de los grupos, apenas salió de la casa del chofer, todos armados hasta con granadas. Fueron interceptados por 2 patrulleros; el otro grupo ya estaba en la zona boscosa y sus 4 integrantes se disponen a bajar del vehículo para revisar toda la zona, lo que no sabían era que sin quererlo, le estaban facilitando las cosas al loco.
    Una vez ubicados en lo más espeso del bosque, deciden separase y así cubrir más terreno, otro fatal error cometido por gente que tenían solo una cosa en la cabeza, la venganza, en cambio el loco, era hasta ahora, por lo que pudo demostrar, un ser muy osado, lleno de crueldad y capaz de hacer sufrir sin limites ni remordimientos, características que puso en práctica.
   El primero en caer, es el que hasta este momento, era el más importante, el chofer. Se habría quedado en el vehículo, en una suerte de “campana”. Sostiene una carabina y sus ojos bien abiertos recorren una y otra vez todo el parabrisas delantero y las ventanas de ambos lados. Mientras espera mastica tabaco, hierba que lo obliga a escupir toda la saliva marrón sacando la cabeza por la ventana cada tanto. En un momento escucha un sonido que lo puso en alerte, se aferra a su arma y a pesar del miedo que se refleja en su rostro, pregunta en voz alta “¿quien anda por ahí?”. Mira el espejo retrovisor, sin salir del vehículo, espera unos segundos y al no oír respuesta, lo toma como que no hay nada de que preocuparse. Se asoma para escupir y cuando su cabeza sale por la ventana, siente una brisa y su vista empezó a fallar y de su frente comenzó a gotear sangre, intentó tocarse con la mano, pero la tapa de su cerebro cae al suelo. Mientras tanto el loco se interna en el bosque, en busca de los demás. Sigue las huellas para nada borradas de las pisadas de los cazadores amateur, por lo que no le causo dificultad hacerlo, se asoma detrás de un árbol y observa a quien sería su siguiente víctima, un señor de más de 50 años, casado vino a pesar de los ruegos de su mujer, ella insistía en que no vaya, le decía que no iba a volver, si supiera esa mujer cuanta razón tenían sus palabras, hubiera insistido mucho más. El señor en cuestión, en estos momentos, camina lentamente entre los arbustos. Mueve la cabeza cada tantos pasos mirando hacia todos lados, alerta a cada sonido mientras entra a un claro del bosque. A los lejos observa algo colgado en las ramas de un viejo árbol que flamea por la brisa, se acerca y observa que es la camisa que llevaba puesto el chofer del vehículo. La agarra e inmediatamente, se da cuenta que era una trampa, una soga se enreda en su pierna derecha, levantándolo, lo deja colgado y balanceándose como un péndulo. Se comienza a mover tratando de llegar al nudo en su pierna. Mientras trata de safarse, aparece a sus espaldas el demente. Le coloca una cinta adhesiva en boca y manos. Saca otra soga y la enreda en el cuello del viejo, estirándola bien, se asegura que esté bien apretada, lo observa como se pone morado el rostro del pobre hombre y camina hacía la camisa que usó de señuelo, la levanta y la coloca a pocos metros de su victima para luego retirarse. El viejo que se encuentra colgado, observa lo hecho por su atacante, completamente desorientado, “¿por que no me mato?”, se preguntaba una y otra vez, en eso, escucha la voz de uno de sus compañeros de caza, que entra al claro y lo ve colgado. Avanza hacia el viejo pero la camisa llama su atención. La levanta y activa una trampa similar a la anterior, haciendo que la soga, que estaba enredada en el cuello de su compañero, se ponga peligrosamente tensa, a tal punto, que el rostro del viejo  pasó de morado a una tonalidad azulada, en cuestión de segundos, en ese momento su compañero intenta socorrerlo, la soga que lo mantiene colgado, también se tensa, y con ambas sogas estirando su cuerpo de un lado y del otro, el pobre hombre siente que la vida se le va, todo era tensión, pero las sogas por más que el hombre quiera evitarlo su muerte es inevitable, comenzó a escuchar que sus músculos empezaron a romperse, hasta que su cabeza y su pierna son arrancadas al mismo tiempo y su quien con desesperación intentó soltarlo es bañado por litros de sangre,  por lo cual lanzó un grito desesperado, olvidando todo, mientras sigue sollozando por la muerte de su compañero el loco aprovechó y lo sorprendió por atrás, clavándole un cuchillo en su garganta, abriéndola de izquierda a derecha, lo sujetó mientras trataba de agarrarlo hasta que ya no lo hizo. Lo suelta viéndolo caer al suelo. Le hizo un corte tan profundo en el cuello, que la cabeza seguía unida al cuerpo, solo por un colgajo de piel.        
    Limpió el cuchillo con sus ropas y mientras lo observa escucha pasos entre la vegetación, solo falta uno piensa. Ansioso por darle muerte. El último de los cazadores s un muchacho de solo 20 años, hermano de la joven, que fue sorprendida cuando intentaba darse un baño en la playa. Camina con algo de cautela, ya que no es un experto en atrapar animales y mucho menos humanos. Sostiene en una mano un crucifijo que aprieta cada vez que oye un ruido extraño, los minutos pasan y él sigue caminando sin rumbo fijo llamando a los demás integrantes de su grupo, pero sabe muy dentro suyo que se encuentra solo. En un momento se detiene, intenta ver más allá de la maleza pero ésta es tan frondosa y tupida, que no se lo permite, por lo que decide hacer silencio un instante. Toma coraje y sigue adelante, es en ese momento que siente que alguien lo está observando. Se detiene. Saca de su bolsillo una navaja suiza, le despliega la hoja de corte y sigue avanzando hacia donde hace un momento escuchó el grito de uno de sus compañeros. Con sus manos sudando, desbordado por los nervios y su mirada concentrada en lo que podría haber más adelante,  cuida cada paso que da. Todo el sitio parece estar tranquilo, no se escuchan más gritos ni nada parecido, es como si el loco se hubiera ido, con ese pensamiento decide relajar el cuerpo y secar el sudor de su frente con la manga de su camisa. Pero un ruido lo desequilibra, lo pone en alerta nuevamente, haciéndole caer la navaja. Se agacha, la agarra y cuando se incorpora el loco se encuentra expectante detrás de él, al sentir su presencia el muchacho intenta hablar, su boca se abre, pero a causa del miedo no logra pronunciar letra alguna. El demente apoya su machete en el hombro del muchacho y su hoja acaricia su cuello y este al sentir el frío metal sobre su piel, se aferra a la navaja con todas sus fuerzas. En ese momento escucha una voz que dice: “alto ahí loco de mierda”. Es el comisario. Al oír eso el asesino levanta su cabeza, al mismo tiempo que blandea el machete, con la intención de apresurar el final, para poder huir y perderse en la espesura del bosque. El muchacho aprovecha el momento de distracción y con un solo movimiento ágil de cadera. Gira el cuerpo, clavando la navaja en el cuello de su atacante. Este, advierte el ataque del muchacho cuando ve que su sangre sale a borbotones, por lo que aprieta la herida con una mano manteniendo firme el machete con la otra. La perdida de fluido vital lo pone poco a poco débil, quedando por un momento desorientado. Sus ojos a través de su capucha, se clavan en su atacante, apoya su mano sobre el hombro de este, lo sujeta firme, pero el muchacho dispuesto a no morir en  manos de ese animal le quita la mano de encima y lo empuja apartándolo de él. Mareado, casi sin fuerzas el maldito gira con el machete en alto, pero antes de que pueda bajarlo, dos disparos hacen blanco en su pecho, cayendo al suelo ya sin vida. El comisario con su arma humeando se acerca al cadáver, lo observa y mientras la guarda en la funda le pregunta al muchacho si se encuentra bien, este le responde que si meneando la cabeza y abordado por una intriga por saber quien es el tipo se agacha y le saca la capucha. Lo observa e inmediatamente frunce el ceño con el que realiza un gesto que da a entender que lo desconoce. El sujeto tiene las facciones de un señor de más de 50 años, delgado, de rasgos duros y como característica principal, le falta la oreja derecha. El agente de la ley agarra su handy y llama a sus ayudantes. Al rato caen dos uniformados, el comisario los pone al tanto de todo y uno de ellos se lleva al muchacho para que lo asista un profesional en lo referente a ayuda psicológica. Cargan los cuerpos, tanto del loco como de sus victimas y para el comisario, como para muchos habitantes del pueblo, la pesadilla había terminado. Una vez en la morgue y mientras ve como el medico guarda el cuerpo del loco en la cámara, el jefe de la jefatura de policía decide averiguar quien era el que tantas muertes causó en la isla. Tanto el resultado de las huellas dactilares como algunas investigaciones que realizó en la biblioteca, supo que el maldito era nada menos que el terapeuta de “meat”, la mutilación de la oreja se la realizo su paciente tras una discusión. Dicha pelea fue debida a una información que el profesional se había enterado. Entre sus victimas se encontraba la mujer de quien trataba de meterlo nuevamente en el camino de la cordura, este, no solo lo abandona a su paciente sino que cuando decide regresar y hacer justicia por mano propia. Pierde completamente la cabeza cuando se entera que la población quemó el manicomio. Entonces al no poder vengarse, decide descargar su ira contra la población a partir de la fecha en la que cumpliría él y su esposa 20 años de casados.
Terrible ver como una comunidad pacifica, alejada del mundanal ruido de las grandes ciudades también puede caer presa de la maldad del hombre, la cual no tiene fronteras ni lógica alguna… 
SI LA HISTORIA TE ENGANCHÓ, SEGUIME POR twitter @historiasdeaca