sábado, 28 de abril de 2012

GOLPE POR GOLPE

Buenas tardes mis queridos lectores, vuelvo al ruedo trayendoles una nueva historia policial, solo que esta vez, al ser muy larga, la voy a dividir en dos partes, por el asunto del suspenso y esas cosas. Espero que les guste.

Historias perdidas
    La Capital Federal, es una ciudad donde muchas cosas pueden pasar, violaciones, secuestros, chorros que no tienen ningún tipo de código, matan a cualquiera por $2 o menos, las zonas donde se venden las drogas, se extienden cada vez más. En definitiva, la locura, venganza y muerte, le puede tocar a cualquiera, incluso a quienes están ajenos de todo lo anteriormente mencionado.
    Eran las 2 de la mañana, un intruso, enmascarado, se intrujo en un departamento de la Avenida Corrientes al 825, sorprendiendo a sus moradores, golpeándolos y atando a la mujer con un nudo, que unía las manos ubicadas en la espalda con los pies, amordazada, en cambio el marido, colgado de los pies en el techo del living, vestido únicamente con su ropa interior, el demente lo  roció con nafta y le mostraba una foto, una y otra vez, no mencionaba palabra alguna, solo le mostraba la foto. 
    --¡!!!!!no se que quiere, por el amor de dios, ¿quien es usted?¡¡¡¡¡--Gritaba desesperado el señor colgado, con una cadenas de los pies, balanceándose como un péndulo.
    --Por favor. . . .Por favor. . . . Díganos que quiere—le dijo el señor, a lo cual, el intruso solo volvió a mostrarle la foto.
    --hijo de puta, no se donde esta, hace mucho que no lo veo, ¿que mas quiere que le diga?—le grito el señor, con el rostro colorado y sus ojos inyectados en sangre.
    Al escuchar a su victima, el desconocido se le acercó luego de sacar una tijera de un bolso que estaba recostado en la mesa ratona y le volvió a mostrar la foto.
    --ya le dije que acaso no entiende lo que le digo, no se donde esta—le respondió.
    El intruso se puso detrás de su victima, le mostró nuevamente la foto y al recibir una nueva negativa, procedió a cortarles los dedos de la mano uno por uno.
    --!!!!!!!!aaaaaahhhggggg, hijo de putaaaaa, no se nada no sabemos nadaaaaa, por favor pare, pareeee¡¡¡¡¡--babeante le gritaba entre llantos.
    A todo eso la mujer, estaba desesperada, mirando sin poder hacer nada al respecto, se movía sin descanso, el desconocido al verla se le acercó y le mostró la foto.
    --alejate de ella, hijo de puta, dejala, no te atrevas a tocarla o te juro que te mato—le grito el señor, quien sangraba por sus diez dedos.
    El individuo, se alejó de la mujer, acercándose al que yacía colgado, sacando un cuchillo de entre sus ropas, lo degolló con un solo movimiento, la victima al recibir semejante ataque, trataba de decir algo, pero no le salían palabras, sino borbotones de sangre, que empapaba la mesa ratona, el sofá y toda la alfombra.
    Fue entonces que la mujer, empezó a realizar toda clase de movimientos a causa de lo presenciado. El intruso se le acercó con el cuchillo manchado en sangre, le hizo una seña con el, indicándole que haga silencio, a lo que ella asiente con la cabeza, entonces de un tirón, le saca la cinta que tapaba su boca, e inmediatamente le muestra la foto.
    --N…No se donde está… glup. Hace tiempo que no lo vemos, por favor creame—le dijo llorosa, casi con vos suplicante.
    Pero el intruso, la agarro del cabello y le refregó la foto por la cara varias veces.
    --Lo digo enserio señor, no se y después de lo que le hizo a mi marido, aunque lo sepa, jamás se lo diría—le volvió a decir la mujer con tono desafiante.
    Sin tener la más mínima idea lo que había provocado en la mente de su atacante, la mujer solo pudo gritar y su voz retumbó en cada rincón del departamento, pero fue acallado por los sonidos de una ciudad agitada.

8 HORAS DESPUES. . .
    Un llamado al 911, realizada por una señora, que al parecer era la mucama, denunciaba el hecho. Los oficiales al acudir al lugar, se encontraron con un panorama de lo más terrible, un hombre mayor, colgado de los pies, degollado, vestido solo con su ropa interior y sin dedos en sus manos, a pocos metros de él, su esposa, también degollada, recostada en un sillón, otro detalle que sobresalía, había algo escrito en el vidrio de la ventana que daba a la calle, los números 10%300.
 --Mierda, ¿que clase de animal pudo haber hecho esto?—decía el oficial Osvaldo Contreras, quien estaba a cargo de la investigación, al entrar al departamento.
    --¿¿¿donde mierda está el forense??? Lo veo todos los días al pedo, en la morgue, a este Gustavo —gritaba su compañero Alejandro Rigor.
    --Esta llegando, señor, el transito a esta hora es complicado, igualmente me avisaron que Gustavo está de vacaciones, el que viene es Miguel Ramos—le respondió un oficial, que se encontraba atajando a los curiosos en la escalera.
--Que se apresuren los de científica, tenemos que resolver esto lo antes posible—decía en voz alta Osvaldo, pretendiendo que los de esa área lo escucharan, ya que no quería acercarse a ellos para no tener que ensuciarse los zapatos con sangre.
    --Pero la puta madre, son las 10 de la mañana y no tenemos ni una puta pista, encima ¿Qué carajo significarán esos números?—le susurraba a su compañero Osvaldo.
    --No tengo la más mínima idea de lo que significan, tal vez García pueda darnos una mano—agregó Alejandro.
    --¿A que te referís, con que García nos puede dar una mano?, no entiendo—le dijo Osvaldo.
    --Vamos a la comisaría, en el camino te lo voy a explicar—le respondió, mientras iban saliendo del departamento.
    --Perdón por llegar tarde, señor, me llamo Miguel Ramos, el trafico esta de muerte, pero seguro que mis clientes no se fueron—les dijo el forense al encontrarse con ellos, en la puerta del ascensor.
    Camino a la comisaría, circulando por la avenida Santa Fe, Alejandro le fue comentando a su compañero, lo dicho en el departamento.
        --No quería decirte nada en el departamento, pero el capitán, estaba actuando medio raro, desde lo sucedido con esos locos ingleses, ¿te acordas?—le empezó a contar Alejandro.
    --si me acuerdo, lo del muelle, pero eso pasó el año pasado ¿vos crees que tiene algo que ver con esto?—le pregunto Osvaldo.
     --No se muy bien, pero lo que si sé, es que el capitán me comentó que desde lo sucedido con kendris y su gente, recibió varias cartas amenazantes, lo llamaban por teléfono a horas de la madrugada y cuando atendía, cortaban, nunca mas se supo lo que pasó con Bonachón, los agentes de INTERPOL se fueron, quedaron en comunicarse, en caso de que el que tenia que recibir la droga, al no recibirla, iba a tomar represalias—Respondió Alejandro.
    --Es por eso que queres contactar a García, entiendo, ahora ¿sabes donde está?—pregunto Osvaldo, a la vez que sacaba un cigarro.
    --Si, fue a visitar a unos amigos en William Morris—le respondió.
    --Justo ahí, sabe perfectamente que a los negros de ahí, no les gusta los polis, menos polis federales, ¿acaso es boludo o se hace?, mejor no vamos nada a la central, vamos a buscar a García— Dijo ofuscado Osvaldo arrojando el cigarro a punto de encenderlo por la ventanilla del auto.
    Dejando atrás la entrada de la comisaría, donde estaban llegando, aceleraron con destino a Williams Morris, lugar donde al parecer García, la estaría pasando bien….o algo así.
    --Poli, no debiste venir a este lado, estas lejos de casa, papa, te voy a hacer mierda, ¿cuchaste?—Gritaba un muchacho, sosteniendo una billetera en la mano derecha y mostrándola una y otra vez a otros de su clase.
    --Vamos muchachos, no puedo creer que me quisieron robar, si hasta hace una hora estábamos jugando cartas—les grité recostado, junto a mi amigo Javier, con mi arma en la mano, detrás de un contenedor de basura, que por el olor a podredumbre que salía de él podría decir que estaba lleno.
    Mientras pensaba como salir de esa situación, me asomo al borde del contenedor, logrando ver que el chico estaba llamando a sus compañeros a que vengan a buscarme, todos tenían alguna clase de arma ya sea arma blanca como arma de fuego, dicho sea de paso, automáticas y revólveres.
    ―Puta que sos boludo, —me dice Javier y la vena de su cuello sobresalía de su tatuaje en forma de letra “J”, tapándose la cabeza con ambos brazos―sabias que no tenías que traer tu placa cada vez que vengas a acá, estos pendejos andan en cosas raras, ahora soy boleta.
    --Alto ahí manga de pendejos de mierda, si me obligan, los voy a llenar de agujeros, ¿me escucharon?—les grite con la intención de intimidar, cosa que no ocurrió, por el contrario, recibí una descarga de balas de todos los calibres, dejando al contenedor casi en ruinas.
    --la puta madre, estos pendejos—susurraba mientras aguantaba las balas como podía y agregué—Todo el mundo al ¡!!!!!Suelooooo, carajooooo¡¡¡¡¡--grité.
    --No hagas eso Guillermito, tirá esa arma. Vas a lastimar a tu hermano—le gritó quien al parecer, conocía a uno de los muchachos, acercándose hacia donde se encontraban.
    --Tírese al suelo señora, o la van a meter un tiro, carajo—le dije sin rodeos.
    --No me tiro nada, Guillermito, no es un chorro ¿me oyó oficial?, es mi hijastro—me dijo a los gritos la señora, cruzando la calle, cuando una bala le pega en un brazo, haciéndola perder el equilibrio, cayendo en medio del asfalto.
    --se lo dije vieja boluda—pensé, a la vez que respondía disparándoles.
    --Che boludo, le diste a tu vieja—le grito uno a quien empezó todo.
    --Ella no es mi vieja, es la novia de mi viejo que se muera, más, ahora la termino—le respondió, acercándose para rematarla.
    --No te muevas pibe, tirá el fierro o te quemo ¿me explique bien?—le dije saliendo de detrás del contenedor, aprovechando que se quedaron mirando a la señora tirada en medio de la calle y les apunté directamente a la cabeza  quien seria el cabecilla del grupo, al verme, se quedo tieso, con sus ojos clavados en mi arma.
    --No te va a disparar Guillermo, es un poli, se va a meter en muchos quilombos si lo hace, dale mata a la vieja y salgamos cagando—le dijo uno de sus compañeros, mientras los demás al ver que la situación se fue a la mierda, los dejaron solos.
    --bueno vieja de mierda—le dijo, le apunto bien de cerca, pero una bala le atravesó la pierna, de tal manera, que por el dolor, levantó el brazo que sostenía el arma, al mismo tiempo que jala el gatillo, dándole un tiro en el hombro a su compañero, qué se encontraba frente a él.
    --La puta madre, pendejo que buen tiro, te dije que largaras el fierro—susurre, mientras veía como un auto se acercaba a toda velocidad.
    --Lo único que me faltaba, más locos—pensé al ver que el auto se dirigía hacia donde estaba parado.
    --García, necesitamos que vengas con nosotros, si no estás muy ocupado, claro—me dijo Osvaldo, asomando la cabeza por la ventanilla.
    --¿Osvaldo? ¿Que carajo andan haciendo por acá?—les pregunte acercándome al auto, al mismo tiempo que recargaba mi arma.
    --Buenos días García, mejor decinos porque estabas a los tiros en esta zona, que si no fuera por los gendarmes, que nos indicaron como llegar y por los tiros, no te encontrábamos nunca—Agregó Alejandro, bajando del auto.
    --¿no vas a decir que estabas suspendido. . . . ¿Otra vez?—Le respondió Alejandro.
    --La seccional, me debía varias semanas de vacaciones, así es que me tomé 1 y bueno, vine a visitar a un amigo de la infancia, nos pusimos a jugar a las cartas, después cayeron unos pendejos, que a mi parecer estaban algo “duros” y nos pusimos a jugar contra ellos, les ganamos y cuando me preparaba para venir, se me para uno adelante, me mira, dando tiempo a que su compañero me saque la billetera, la abre y se da cuenta que soy cana, el resto ya lo saben—les conté.
    --Central acá el oficial Osvaldo, placa nº:22632, informando de un ataque a un oficial de la policía federal, necesitamos que informar a la seccional de la zona, estamos en Corpacho y Cley, partido de Wiliams Morris—decía Osvaldo a la central por medio de la radio.
    --Acá central, copiado, se le va a informa a la seccional más cercana—respondían de la central.
    --como te decía, necesitamos que vengas con nosotros, ahora—me dijo Alejandro.
    --No puedo ir, estoy de vacaciones, sino me creen llamen al capitán, el les va a decir que me dejen de joder—les respondí, con un tono mal humorado.
    --En realidad de eso se trata, esta mañana recibimos un llamado al 911, denunciando que encontraron dos cuerpos, uno colgado y otro degollado recostado en un sofá—empezó contándome, Osvaldo.
    --todo muy lindo, pero ¿Qué tiene que ver con el capitán?—le respondí incrédulo.
    --los cuerpos que encontraron, pertenecían al capitán y su esposa—me respondió Osvaldo, con un gesto demasiado serio, como para creer que me estaba haciendo una joda.
    --O sea que ya empezó—pensé, a la vez que encendía mi primer cigarrillo, en 3 semanas.
    --vamos, no perdamos más tiempo acá, tenemos mucho que hacer—les dije al ver que llegaba una patrulla de la policía de la provincia.
    --¿tenes algún lugar en especial, donde empezar?—me preguntó Osvaldo.
    --tengo muchas ideas, pero primero vamos a ver a Gustavo—respondí largando largas bocanadas de humo.
    --Muchachos, la ambulancia está por llegar, están acusados de atacar a un oficial federal, con armas de fuego, en este momento estamos yendo por un asunto interno, en 12 horas les mandamos los papeles del informe del oficial atacado mas su testimonio—les decía Alejandro, de auto a auto, a los oficiales provinciales, quienes al escucharlo, asintieron con la cabeza.
    Mientras transitábamos por la autopista del oeste, me venia a la cabeza, lo que me dijo el capitán, “García, todo eso de kendris y los demás, me trae mala espina, sobre todo lo que me dijeron los agentes de INTERPOL, al parecer el ingles trabajaba para otro tipo, un ruso, se que voy a parecer un alarmista, pero cuidate García, esto que hicimos hoy va a traer cola, tarde o temprano va a traer muchos interrogantes y sobre todo mucha gente va a estar en peligro,”lo recuerdo como si me lo hubiera dicho ayer.
    --¿Te pasa algo García?, llevamos casi media hora y no dijiste una sola palabra—me preguntó Osvaldo, a la vez que pisaba el acelerador.
    --No pasa nada, solo estaba recordando al capi, es todo, cambiando de tema, ¿tienen algún sospechoso?—les pregunté mientras observaba por la ventanilla el paisaje.
    Al llegar a la central, fuimos directamente a ver al forense, al entrar al lugar de trabajo, noté que la división tenia un nuevo encargado, Miguel Ramos, al verlo, enseguida me di cuenta, que el comer sobre los cuerpos, era una materia mas en la medicina forense.
    --Buenas tardes señor García, estoy en reemplazo de Gustavo, le digo esto antes de que me lo pregunte—me dijo enseguida el forense, sin dejar su sándwich de pollo.
    --Buen provecho ante todo, decíme ¿Qué tenemos?—Le dije.
    --Como podrá apreciar, el cuerpo del cap..., perdón, occiso, presenta amputación de los 10 dedos de ambas manos, cortes en abdomen, rostro, brazos y un profundo corte en cuello, que a mi parecer, fue la causa de la muerte, ya que se pueden apreciar las vértebras cervicales, con solo separar el corte—
    --Mierda, ¿alguna marca o algo?—Le pregunte, viendo como ponían cara de asco, tanto Alejandro como Osvaldo.
    --No, nada, prosigo con la otra victima, mujer caucásica de unos 54 años de edad, presenta cortes en brazos, rostro, como ven al parecer en este lugar, el atacante se ensañó, le rebanó toda la mejilla y quitó los parpados, pero aunque ustedes no lo crean eso no la mató, fue degollada también, por la simetría del corte y la forma en la piel, fue con la. . .  
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